La cocina castillejera destaca por su abundancia y riqueza, siendo la carne el sustento principal de ésta. Todos los productos derivados del cerdo, hacen que tengamos una de la más exquisita gastronomía.
Comenzando por el tan conocido jamón, pasando por la caña de lomo, morcilla, salchicha..., tenemos unos entremeses de primera, para nuestra mesa. Todo ello acompañado del tradicional pan de pueblo, que se realiza en nuestra panadería, y si estamos en Abril-Mayo, mejor aderezarlo con el bollo de pascua, (único en la comarca
La caza menor también tiene su reflejo en la gastronomía, de ésta forma nos encontramos platos en donde el conejo, la perdiz y la liebre son protagonistas. El salmorejo de conejo y el conejo en salsa son uno de los platos más realizados, por las amas de casa.
Otros platos, como la caldereta de cordero, revoltillos o migas, deleitan el paladar de los castillejeros/as. Hay que mencionar aquí dos productos de la zona, como son el gurumelo (una seta) y la turma (un hongo, parecido a la trufa), que en los meses de febrero a abril es su época de florecimiento. Para recoger estos productos, es necesario un conocimiento de la zona pues no abundan en todo el territorio.
Los dulces típicos como las milhojas, merengues, sultanas, bolachas, alfajores, tortas de chicharrones, pestiños..., constituyen un buen final para la comida, o un excelente acompañamiento pare el desayuno y merienda.
Conejo en Salsa: En una cazuela se calienta un poquito de aceite. Se pela una cabeza de ajo y se fríe junto con unos trozos de pimiento. A continuación, se le añade el conejo troceado, se rehoga un poco y se le echa el vino dejándolo hervir un ratito. Para terminar le agregamos el agua y dejamos cocer hasta ponerse tierno.
Revoltillos: Se toman uno a uno los revoltillos y se rellenan con la hierbabuena, la cebolla, perejil y jamón. A continuación se vuelven a atan y nos disponemos a preparar la salsa. En una cazuela se fríen unos dientes de ajo, añadiéndole el vino y los revoltillos, la pimienta y el azafrán. Se cuecen hasta dejarlos tiernos.
Merengues: Se bate la clara de huevo, cuando esté punto de nieve se incorpora el azúcar, hasta que está a punto de bolo. Se le añade raspadura de limón y azúcar lustre, se vierten sobre una tabla de madera y se cuece a fuego lento.
Yemas de huevo: Se baten las yemas de huevo con azúcar y se llevan a punto de bolo. Se cuecen al baño maría sin dejar de remover hasta que cuaje. Con la masa resultante se forman pequeñas bolitas que se cubren con caramelo líquido. Posteriormente se deposita sobre un mármol cubierto con aceite para que no se peguen.